COMOMOLA

Disfrutar de una buena hamburguesa viendo jugar a tu equipo del alma. Quedarte en casa a ver pelis y series mientras compartes una pizza hecha a tu gusto. Comer sin pausar la partida en la videoconsola. Despreocuparse por cocinar. Concederse un capricho al llegar el finde… Y todo ello sin dejarte una pasta. SABEMOS LO QUE MOLA.

Comida para flipar sin dejarte un pastizal

La premisa del cliente era clara: Crear una marca para un restaurante de comida rápida destinado al público joven, que ofrecería productos de calidad a precios competitivos y que operaría bajo el modelo de ‘dark kitchen’ o cocina fantasma, es decir, sin opción de consumo en local y sólo disponible para pedidos a domicilio.

Sabiendo lo anterior, desde FDZ. teníamos claro que si la marca se iba a dirigir mayoritariamente a un público juvenil, debía simpatizar con el mismo utilizando un lenguaje más desenfadado e informal. Hablar con una jerga que no sólo comprendiese, sino que además le sirviera para identificarse, para sentirse parte de la marca. Tras analizar multitud de competidores y establecer las bases de la estrategia comunicativa, vimos oportuno que el propio nombre comercial debía ajustarse también a estos requisitos. Y así es como nació COMOMOLA, una expresión alegre y festiva, fácil de recordar y que, por otro lado, sugiere que el negocio está dedicado a la venta de comida.

Acciones

Estrategia de marca
Diseño de identidad visual
Identidad Verbal
Fotografía
Diseño de Envases
Estrategia de redes sociales
Diseño de página web

Con la comida no se juega. ¿O quizás sí?

Llegado el momento de dar vida el logotipo se optó por un diseño colorista, tomando como base la tipografía BAQ Rounded, de la cual se han modificado varios de sus elementos y rasgos para otorgarle una mayor personalidad. Como inspiración, se atendió a cuestiones como las pantallas de los videojuegos de arcade o las luces de neón de las fiestas y discotecas, una manera de seducir al público adolescente y veinteañero a la misma vez que permite atraer a personas que sobrepasan la treintena, activando así sus sentimientos más nostálgicos. Y un modo, asimismo, de transmitir que la comida que sale de las cocinas de COMOMOLA es divertida, fresca, especial… en definitiva, molona. 

En el caso de Jerez de la Frontera, primera localidad en la que aterrizó la marca, se estableció un plan de activación que contemplaba una campaña publicitaria inicial de incógnito en diferentes medios digitales, con mensajes enfocados a simpatizar con el ciudadano local y que, al no desvelar la actividad de la empresa, sembraban la duda y aumentaron el interés y expectación en decenas de miles de personas. A posteriori, la comunicación en las redes sociales se vino desarrollando teniendo en cuenta la idiosincrasia del municipio, una estrategia que tomará diferentes versiones en las distintas ciudades del territorio nacional en las que COMOMOLA alcance a tener presencia.

Para comer con la boca… Y con los ojos

¿Cómo van a comprarte si no te ven? Y aún con más motivos si hablamos de comida, ya que aquí la imagen no sólo tiene un fin informativo, sino que además se emplea para potenciar las ganas de probar el producto en los visitantes al sitio web y plataformas digitales de reparto a domicilio. Por lo tanto, COMOMOLA precisaba, sí o sí, de unas fotografías gastronómicas detalladas, que hicieran más apetecibles los productos. Y a ello nos pusimos gracias a la polivalencia de nuestro equipo.

Sin local sí hay paraíso

El verdadero reto que entrañaba este proyecto era hacer calar con fuerza la marca en el cliente, teniendo en cuenta el inconveniente de no disponer de un local físico y abierto al público para poder plagarlo de carteles, rótulos, mantelería y demás mobiliario o menaje. Por este motivo se prestó gran atención a la hora de diseñar el empaquetado de productos, igual que el sitio web, y los perfiles de las redes sociales con sus correspondientes imágenes y textos que tienen por fin difundir la filosofía de marca y crear comunidad.

De fondo, en muchas de las aplicaciones del universo gráfico, toma protagonismo el color negro. Este recurso resulta efectivo para diferenciar a COMOMOLA, a un simple vistazo, de los demás competidores del sector, elevando además la calidad del producto en entornos fotográficos casi a la categoría de gourmet y dejando patente esa oscuridad asociada al concepto ‘dark kitchen’ en el imaginario colectivo.